23/07/2007

Intento de omisión



Jocosa sensación de fin de año, como en un sábado azul y un domingo sin tristeza, y por si fuera poco con el año del loco con sus puertas abiertas.
Perfecta ocasión para poner en funcionamiento el olvido y el recuerdo, en ese mismo orden... primero el frígido olvido, mejor dicho, los fríos y hastiados recuerdos, las perdidas increíbles y las otras perdidas un tanto dolorosas como un día con sabor a agua salada y ausencia. Olvido de palabras inesperadas y a destiempo que gozan convirtiéndose en impropias y cayendo a oídos ajenos, olvido del jodido y funesto descaro. Y después los recuerdos! los buenos recuerdos... esos que se acompañan con un vino, o en las noches o en el colectivo... esos que se riegan por la mente y toman un lugar para aplastarse ahí, como Pedro por su casa.


Desde unos tantos kilómetros de distancia te mando el ánimo que no me sobra y el ánimo que no sé que tan beneficioso sea... Te mando recuerdos entre unos mates y la playa, haciendo bolitas con arena, cada bolita por sueño...así en cualquier momento llegue alguien a desmoronarlas..ahí están silentes.


Y esa bolita blanca, repleta de vida y espacio, que abuso de tu inspiración, se va...pero te quedan años, y sobra arena para seguir llenándonos las manos con ella. Y la lunática aquella que nos deja en las noches atentos a cualquier intento de sueño, por suerte se queda...va y viene, pero vuelve.